El fin de semana disfrutamos de los paisaje y la gastronomía de la Cerdaña Baja, llamada así desde
que este peculiar territorio quedó dividido en dos partes: la parte francesa y la parte española.
El territorio es ideal para los amantes de los deportes blancos, para los que gustan del senderismo y todo lo que la naturaleza ofrece.
En nuestro caso nos dedicamos a conocer algunos de sus pueblos y por supuesto su capital: Puigcerdà.
Y como siempre me pasa, tengo la sensación que no he llegado a saborear más que una parte muy pequeña y que tengo que repetir.
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