Sin lluvia

Hoy he cogido el paraguas, en la radio han comentado que llovería, siempre es un engorro andar de un lado hacia el otro con él, pero no me ha quedado más remedio.

La opción de mojarme mientras realizaba las compras no era aceptable, así que he cargado con el susodicho paraguas y he empezado el periplo de tiendas. Mientras iba caminando he estado reflexionando sobre él, no es que tuviese cosas menos importante en la que pensar, pero mi mente ha divagado hacia tan peculiar artefacto; unas varillas, un mango y un trozo de tela.

Si lloviese copiosamente estos tres elementos se convertirían en imprescindibles, pero juntos no por separado, así que agradezco en caso de que el meteorólogo realmente acierte hoy, la persona que supo tan bien manejar esos sencillos elementos para en caso de lluvia no acabar empapada.

A media mañana el cielo se ha despejado, el sol ha empezado a ganar terreno y yo he paseado el engorroso elemento inútilmente, he maldecido el momento en el que he seguido el consejo de un desconocido que desde la radio me recomendaba llevarlo pero poco podía ya hacer.
El sol ha ido ganado fuerza, tanta que mi mente ha comenzado a divagar sobre tan peculiar artefacto: unas varillas, un mango y un trozo de tela.
Si hiciese un calor espantoso esos tres elementos podrían incluso salvarme la vida, pero juntos no por separado.

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