Las bicicletas volvieron a pisar caminos, esta vez comenzamos en el punto que lo habíamos dejado la última vez, a las puertas del Prat de Llobregat.
Nuestra meta: llegar hasta el mar siguiendo el curso del río, un itinerario desconocido aún para nosotros pero que nos dió unas cuantas alegrías.
La primera es que no tiene perdida, sin estar masificado hay público, además hay una oficina de información que te facilita un plano con varios itinerarios. Nos decidimos por llegar hasta el mirador del Semàfor.
El delta del Llobregat es un punto estratégico para las aves que migran entre Europa y África, por lo que está plagado de miradores que hacen las delicias de los ornitólogos.
Aunque existen muchos itinerarios, algunos espacios están protegidos para de esta manera proteger a la fauna y la flora.
La cercanía del aeropuerto hace que muchos niños y no tan niños se queden embelesados del ir y venir de los aviones que casi están al alcance de la mano.
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